‘La grande bellezza’ se erige sobre los
cimientos de una película que puede ser tanto odiada como amada. La aparente
amalgama de banalidades que se nos presenta nos transforma en dubitativos
espectadores sobre en qué medida somos tan distintos de este Jeb Gambardella
que padece un calmado desencanto con su entorno, con una personificada Roma que
más bien podría ser un recipiente de libertades poco merecidas para los “nuevos
artistas” que la habitan.